sábado, 9 de febrero de 2008

Gris y pesado

Tengo una soga al cuello y cada día tiran más. Tratan de que no me aleje, pero cada día me sacan un poco más de vida. Soy el as en la manga que ellos piensan que tienen, el que soluciona a último momento todos los problemas que se les pueda ocurrir. Nadie hace nada, pensando que ya voy a regresar, que estoy por llegar. Mis palabras no son mágicas, ni son diferentes a la de los demás. Mis actos no son milagrosos o no consiguen más que otros. No quiero mi vida al servicio de los demás, ni atada a los demás, ni esclavizada porque piensan que "debo" solucionar cuanto problema ocurre en casa. Yo no soluciono, yo intento... me lleva vida y tiempo hacer todo lo que ellos necesitan para estar bien. Pero se acuerdan de sus dramas, de sus necesidades... y me echan en cara que me haya ido de vacaciones, como si no me pasara el año entero solucionándoles la vida (y no fueron vacaciones....). Quiero mi vida, quiero mi tiempo, quiero mis pensamientos, quiero mi tranquilidad. No significa que quiero estar sola, porque no es así, ni que quiero estar lejos de ellos, porque no me lo permitiría... pero no soy el "hombre" de la casa, ni el manual de soluciones de la vida. Me pesa la lista de reclamos que me espera cuando llego a casa, me pesa, me duele y me hace sentir impotente... por qué me reclaman a mi? por qué yo tengo que ser la persona que debe atender todo? Tengo mi vida y no quiero que se me marchite, ni que muera enterrada con ellos. Siento que tomé la decisión equivocada entregando mi vida y mi tiempo a que todos estuvieran bien. Si tan solo no me hubiera puesto en las espaldas a toda la familia, creo que todo sería diferente. Pero no fue así, sentí que tenía que entregarles todo lo que entregaron por mi, que los quiero tanto que nada les podía faltar. Dejé de lado muchas cosas, mucha vida por seguir acompañándolos, pero me olvidé de mi. Hoy me arrepiento porque estoy sola, porque no tengo amigos, porque no puedo concretar el sueño de mi casa propia, ni mis proyectos de estudio, ni siquiera mis sueños más íntimos.

Tengo la soga al cuello y cada día tiran más... aprietan, porque creen que me puedo escapar... pero así me van a terminar por matar.

Ya se la causa de mi tristeza constante... se porque la vida no se me hace liviana... sino terriblemente gris...

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